viernes, 20 de mayo de 2016

15. Papel de la escuela en la formación de hábitos:



La siguiente práctica consiste en reflexionar en grupo sobre el papel que tiene la escuela en la formación de hábitos en los alumnos. 


Comenzaremos diciendo que los hábitos son cualquier comportamiento repetido regularmente que se aprende. Es decir, cuando un niño pone algo en práctica una y otra vez de la misma manera, al final acaba realizándose de manera automática, sin esfuerzo y sin planearlo. Pues bien, dichos hábitos se adquieren a través de la familia y el/la maestro/a, en la escuela, ya que se adquieren a través de convenciones sociales.


Los hábitos sirven para reforzar aprendizajes, desarrollar actitudes, asumir responsabilidades y/o desarrollar formas de organización. Se pueden clasificar en varios tipos, por ejemplo existen los hábitos de aseo, que son importantes para la salud, se adquieren a través de la familia y se refuerzan en la escuela. Así, también existen hábitos de respeto medioambiental, hábitos de trato entre personas y hábitos de orden, y todos ellos se pueden tratar de muchas maneras, como podría ser a través de diversas actividades.

La finalidad de la creación de hábitos y rutinas es conseguir que la convivencia sea gratificante y positiva y los niños encuentren la seguridad que necesitan. Para ello, el docente deberá crear un clima positivo en el aula; consiguiendo situaciones relajadas y calmadas en la clase, buscando relaciones afectivas y próximas con el alumnado, utilizando instrucciones positivas y empleando refuerzos positivos.


Consideramos que es muy importante la creación de hábitos, pues los niños necesitan seguir una rutina principalmente para sentirse seguros y tranquilos en el ambiente escolar. Es por esto que la escuela tiene un papel fundamental en la creación o refuerzo de dichos hábitos, pues ayudan a que el niño consiga un equilibrio emocional, fundamental para su educación y la formación de su personalidad. También servirá para que el alumno pueda llevar un orden, para organizar su vida mediante horarios o rutinas. La repetición constante de estos hábitos acabarán formando virtudes.

En nuestra opinión, un hábito bien adquirido y usado les permitirá hacer frente a los acontecimientos cotidianos, así como les aportarán un mecanismo importantísimo de constancia y regularidad y por eso son fundamentales para la vida familiar, pero sobre todo para la escolar. Por todo esto, el papel de la/el docente tendrá mucha importancia en este aspecto, pues será la persona que se encargue de crear y fomentar hábitos positivos, y evitar en la medida de lo posible que se adquieran hábitos negativos, proporcionando las herramientas y los recursos necesarios para que el niño pueda adquirirlos.





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