viernes, 20 de mayo de 2016

13. Estrés infantil


En esta practica haremos una breve reflexión del video sobre el estrés infantil:

Considero que es un aspecto poco tratado en la escuela, y al cual la mayoría de personas le quita importancia, pensando que un niño no puede sufrir estrés, siendo algo que sólo se da en los adultos. Es por esto que hay concienciar tanto a padres como a profesores, para que se den cuenta que es una realidad, que está ahí y que no podemos ignorarla, pues es algo que puede afectar gravemente a la salud de los niños y es importante tratarlo.
Para entender este tema y su repercusión, debemos primeramente definir el concepto de estrés y ver la evolución que ha tenido este término en la concepción de las personas a lo largo de la historia. El estrés es un conjunto de reacciones fisiológicas que experimentan las personas ante determinadas situaciones que le provocan un estado de tensión nerviosa, ya sea por problemas laborales, personales, ansiedad o cualquier otro aspecto traumático que hayan vivido, afectando así a su salud.



Una vez explicado este concepto, me centro más concretamente en el estrés infantil, ya que es el trabajo que me ha tocado exponer, entendido como la falta de respuesta adecuada a las exigencias de la vida diaria, afectando al niño de manera física y emocional. El término de estrés infantil surge gracias a Madders (1987), que identificó una relación de eventos escolares y extraescolares estresantes después de observar diferentes situaciones como orinarse en clase, quedarse solo, ser el último en conseguir algo, ser ridiculizado en el aula, llegar tarde al colegio, observar peleas entre los padres, etc...
Por otra parte, las causas que provocan el estrés infantil son variadas; desde una enfermedad, hasta cambiar de maestro o de curso, mudarse a otra casa, el divorcio de sus padres, la muerte de algún familiar o mascota, etc. 

Esto es producido principalmente por cualquier situación que conlleve un cambio en su vida, o una nueva adaptación o cambio (ya sea físico o emocional). El estrés infantil viene de la imposibilidad de dar una respuesta adecuada a las exigencias cotidianas, esto se refleja en los niños con una ansiedad desmesurada, y puede aparecer o bien a una edad temprana o más tarde.. Estos trastornos de ansiedad iniciados en la infancia pueden estar muy relacionados con el estrés infantil, por ello no se debe dejar pasar por alto algunas de las señales y los síntomas que lo indican, como problemas para dormir, diarreas frecuentes, cambios en el apetito, bajo rendimiento escolar, cansancio, tristeza...
El estrés infantil, como bien he mencionado anteriormente, puede definirse como un estado psicofísico no deseado, que en las últimas décadas se está incrementando debido a los cambios sociales recientes en la historia contemporánea. Esto se debe a que la modernidad ha supuesto aspectos positivos, pero también un ritmo de vida mucho más acelerado, con más exigencias en el ámbito escolar y laboral, lo que provoca que los padres vayan siempre con más prisas y éstas repercutan en la alimentación de sus hijos, en su bienestar, así como que disminuya el tiempo que pasan con ellos, etc. 



También hay que mencionar el hecho de que los padres pretenden lo mejor para sus hijos y muchas veces les exigen demasiado apuntándoles a un programa de actividades muy amplio, les exigen un alto rendimiento, además de que en la escuela les mandan mucho deber, el cual al llegar a casa tienen que terminar. Además, los videojuegos, el PC y la televisión, pueden estar afectando el comportamiento de los niños de forma significativa, pues el cuerpo responde a los estímulos visuales como si se tratara de una “alerta de peligro real”, la cual es interpretada químicamente. El organismo libera una gran cantidad de adrenalina y cortisol, dos hormonas que estimulan a nivel nervioso, lo que provoca que los huesos pierdan elementos vitales, se aumenten los niveles de azúcar en sangre e insulina, se impida el buen funcionamiento del sistema inmunológico (que tiene repercusiones en la memorización y el aprendizaje, pues disminuyen las células cerebrales), entre otras consecuencias. Los niños y jóvenes son expuestos a muchos estímulos como estos, y pueden llegar a desarrollar mucho estrés, que con el tiempo todas estas implicaciones llegan a ser fatales. Un estado de estrés que se prolonga por mucho tiempo, puede conducir a un trastorno más significativo, incluso a una depresión.
Con todo esto, los padres y profesores se pueden olvidar de la dosis necesaria de actividad física y recreación que necesitan los niños y que constituyen elementos fundamentales para su desarrollo emocional y social. Esta realidad de hoy en día coloca a muchas familias en una situación en que algunos de sus hijos padezca estrés infantil, el cual es reflejado en el rendimiento académico del niño. Un mal que, aunque no tiene posibilidad de prevención, puede llegar a controlarse con la ayuda de padres, maestros y especialistas.
Como padres y maestros, podemos indagar y tener en cuenta aspectos como: Los estresores que afectan al niño, la percepción del niño frente a los estresores, el impacto del estrés sobre las áreas de funcionamiento del niño y el comportamiento que adopta el niño para adaptarse al estrés. 



Estos elementos deben ser considerados puntos clave para la investigación e intervención terapéutica, y la observación del niño (ya sea por un padre, maestro o especialista), debe estar orientada por estos cuatro puntos de referencia.
Para finalizar, como expresaron Chandler y Maurer (1996); los niños pueden mostrar ciertos patrones en sus reacciones frente a los estresores. Estas reacciones son intentos adaptativos para ajustarse a las demandas del ambiente estrenaste

 Como conclusion consideramos que el estrés infantil es uno de los temas más importantes a tratar en la escuela, y a la vez es un aspecto muy ignorado todavía en la actualidad y al que aún le queda mucho camino por recorrer para tratarse correctamente y darle la importancia que merece. 

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