La coeducación es un método educativo que
parte del principio de la igualdad entre sexos y la no discriminación por razón
de sexo. Coeducar significa no establecer relaciones de dominio que supediten
un sexo a otro, sino incorporar en igualdad de condiciones las realidades y la
historia de las mujeres y de los hombres para educar en la igualdad desde la diferencia. Un concepto relacionado
es el de educación mixta, que
hace referencia a la educación integral
de hombres y mujeres en la misma institución. La situación opuesta se
conoce como educación diferenciada.
La igualdad es un derecho que la Constitución Española recoge en su Art. 14:
“Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer
discriminación alguna por razón de sexo, religión, opinión o cualquier
otra contradicción o circunstancia personal o social”.
La LEY ORGÁNICA 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección
Integral contra la Violencia de Género en su exposición de motivos dice:
“La violencia de género se enfoca por la Ley de un modo integral y
multidisciplinar, empezando por el proceso de socialización y educación.
La conquista de la igualdad y el respeto a la dignidad humana y la
libertad de las personas tienen que ser un objetivo prioritario en todos
los niveles de socialización. La Ley establece medidas de sensibilización
e intervención en al ámbito educativo.”
En el Título I se determinan las medidas de sensibilización, prevención y
detección e intervención en diferentes ámbitos. En el educativo se especifican las
obligaciones del sistema para la transmisión de valores de respeto a la dignidad de las
mujeres y a la igualdad entre hombres y mujeres. El objetivo fundamental de la
educación es el de proporcionar una formación integral que les permita conformar su
propia identidad, así como construir una concepción de la realidad que integre a la vez
el conocimiento y valoración ética de la misma.
La mayoría de las instituciones de educación superior
limitó su inscripción a un solo sexo hasta comienzos de 1960. Silva-Peña señala
que se debe entender la coeducación como "la acción educativa tendiente a
generar espacios educativos donde existe igualdad de trato y oportunidades para
hombres y mujeres, los que son compartidos en base al respeto, la tolerancia y
alejado de todo sexismo" . El mismo autor señala que la
interpretación del concepto de coeducación más allá de los espacios
compartidos, esto significa "la incorporación de metodologías no sexistas,
pero también un análisis y discusión por parte de los/as docentes de esa
metodología. Nos plantea desafíos en torno a la participación de hombres y
mujeres en la socciedad.
Propuesta de actuación en el aula:
La educación para la igualdad sólo es posible cuando se asienta en una
metodología abierta y creativa, que de cabida a los sentimientos y a las emociones y que
nos permita proyectar en serio una escuela de iguales. Una educación para la igualdad
centrada en el fomento del trabajo en grupo, el diálogo, las relaciones afectivas, el
respeto y la cooperación, incidiendo en la toma de conciencia de que todos y todas
tenemos derecho a las mismas posibilidades y entrenando en técnicas de resolución de
conflictos.
Nuestra propuesta para trabajar en el aula, como ya hemos dicho anteriormente,
gira en trono a cuatro grandes grupos de contenidos. Para su puesta en práctica hemos
incluido una introducción teórica sobre cada tema para centrar el trabajo que vamos a
realizar, unos objetivos a trabajar y una propuesta concreta de actividades. Estas
actividades, pretenden ser una guía sobre la que el profesorado de Educación Infantil
podrá realizar las modificaciones que considere oportunas o le podrán servir como base
para proponer otras distintas, teniendo en cuenta las características concretas de su
alumnado, las edades con las que esta trabajando, el contexto familiar, el contexto
escolar,..., aspecto éste que enriquecerá y dará sentido a esta propuesta.
La familia junto con la escuela son las primeras instituciones socializadoras que
pueden intervenir y modificar los modelos discriminatorios de ser mujer y de ser
hombre.
Es importante que toda familia sea consciente de los cambios que se han
producido en el papel social de las mujeres. De estar recluídas en casa, en el espacio
doméstico, han pasado a estar presentes en el mundo del trabajo, de la política, de la
empresa y, por tanto, la organización familiar debe adecuarse a ello. La colaboración de
todos sus miembros en el mantenimiento del hogar, en el cuidado de las personas
mayores o dependientes ya no debe ser una responsabilidad “sólo” de las mujeres, sino
de todos los miembros de la familia.
El trabajo asignado a la mujer en el ámbito doméstico abarca la correcta
alimentación de la familia, el mantenimiento de un estado de salud física y emocional
de sus miembros, conseguir un entorno y una red de relaciones sociales adecuadas. Este
tipo de trabajo asignado a la mujer en el seno familiar le requiere una atención continua
lo que supone no disponer de tiempo personal y un mayor esfuerzo para poder
incorporarse al trabajo fuera de casa.
Para que la igualdad de oportunidades sea una realidad hemos de potenciar en la
familia, desde la escuela, la corresponsabilidad (responsabilidad compartida) en el
ámbito familiar. Esto significa el asumir y compartir todas las responsabilidades en la
toma de decisiones y en la planificación de todas las tareas necesarias para el bien de los
miembros de la familia. Hemos de cambiar mentalidades para que hombres y mujeres
tengamos un reparto equitativo de responsabilidades, trabajos, tareas,... que eviten las
dobles jornadas de trabajo que normalmente se ven obligadas a soportar las mujeres.
Ese reparto no equitativo de las tareas también se ve reflejado en la participación
en las tareas domésticas que se les da a los hijos y las hijas. En este sentido desde la
escuela hemos de trabajar, en colaboración con las familias, para conseguir unos
modelos sin atribución de género donde se incorporen los valores y habilidades de los
dos sexos, unas relaciones de convivencia entre sexos basada en el reconocimiento
como iguales y en el respeto mutuo y un reparto equitativo de responsabilidades para
que todas y todos podamos disfrutar del tiempo de ocio por igual.
OBJETIVOS:
- Promover entre el alumnado la toma conciencia de la desigualdad
- real entre hombres y mujeres, en relación con el reparto de tareas.
- Hacer reflexionar sobre cual es la realidad más cercana de nuestros
- alumnos y alumnas en relación a las tareas domésticas.
- Poner de manifiesto los estereotipos existentes a la hora de distribuir las cargas familiares tomando conciencia de la importancia de
- colaborar en las tareas
- Impulsar a través de las relaciones entre el alumnado relaciones
- igualitarias y de reparto equilibrado de responsabilidades en casa.
- Valorar y respetar el trabajo doméstico.
- Visibilizar el trabajo de las mujeres.
- Conseguir el compromiso del alumnado, en la medida de sus
- posibilidades, para la colaboración en tareas domésticas.
En conclusión este tema me parece muy importante trabajarlo en el aula, ya que los niños en el aula no ven la diferencia, porque cuando son adultos si?
No hay que dejar que la sociedad clasificatoria nos introduzca en un mismo saco a las mujeres y en otro a los hombre, ya que somos iguales, seres humanos. si desde muy pequeños les enseñamos que no hay diferencias de mayores no existira la socializacion por genero, ya que somos uno, el ser humano.
como frase de la clase me quedo con una que ha dicho la profesora: si nosotr@s educamos igual, ellos serán iguales.